lunes, 24 de septiembre de 2012

Des intoxiquemos el corazón


Des intoxiquemos el corazón
Viviendo con Resentimiento
El rencor es un enojo profundo y persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente.
Todo sentimiento negativo que no se aclara o no se habla, se vuelve contra nosotros mismos y nos afecta.
Las personas se manejan con sus propios valores que no siempre coinciden con los valores de los demás. Lo que a algunos les puede parecer una grave ofensa, otros pueden interpretarlo de otro modo y considerarlo algo sin importancia y natural.
Todos cometemos errores y no siempre con un propósito intencional, porque las circunstancias, la ignorancia o la inconsciencia pueden llevarnos a tomar las decisiones incorrectas y perjudicar a otros.
Muchos defraudan a sus amigos e incluso a sus padres, hermanos, cónyuges o hijos; y cada ofensa puede convertirse en un profundo dolor y en una herida que nunca cicatriza.
Hay hermanos que no se hablan desde hace más de treinta años; amigos que se distancian para siempre; hijos que no ven a sus padres y padres que no ven a sus hijos durante muchos años. Estos son casos comunes; y luego están aquellos que ante una afrenta hacen justicia con su propia mano y son capaces de quitarle la vida a alguien cercano, muchas veces sólo por dinero.
Las malas relaciones personales nos transforman en seres aislados y amargados y además nos enferman.
La comprensión es el conocimiento que nos permite sentir compasión y la compasión es el sentimiento que genera amor.
Perdonar es el gesto que nos reconcilia no sólo con el otro sino esencialmente con nosotros mismos.
A veces se pierde la oportunidad de perdonar porque ya es tarde y esa persona ya no está en este mundo; y esta circunstancia puede generar culpa y depresión.
El otro nunca será como esperamos que sea, de modo que es altamente probable que alguna vez nos defraude.
No es necesario frecuentar a quien por alguna razón nos lastima, pero tampoco se necesita no verlo nunca más en la vida; porque si persiste el odio o el rencor dentro de nosotros, ese sentimiento nos arruinará la vida.
Lo que más puede molestar es la culpa que se siente cuando se cree haber sido el responsable de favorecer el conflicto; por haber tolerado demasiado tiempo un maltrato, o por haber sido débil para evitar que nos sigan lastimando.
No se trata entonces sólo de perdonar al otro sino también de perdonarnos a nosotros mismos, aceptando que todos somos capaces de cometer errores y no haber sabido actuar en forma correcta.
No importa las veces que nos hayan defraudado, porque es indispensable confiar, tener fe en la vida que el Eterno nos ha dado, en nosotros mismos y también en los demás, para poder seguir viviendo.
Todo cambia y lo que ayer nos pareció terrible hoy podemos considerarlo sin importancia; y es necesario saber que también nosotros somos capaces de defraudar y de herir a los demás, a veces sin saberlo.
Cuando alguien nos defrauda no significa que todas las personas vayan a actuar del mismo modo, porque la gente es diferente y todos poseen cualidades y defectos.
Si algo nos molesta del otro es importante enfrentar la situación y decírselo, expresarle los sentimientos que genera en nosotros su conducta, sin necesidad de cortar la comunicación, no verlo más y guardarle rencor.
Muchos que están distanciados durante muchos años, no pueden recordar la razón, y a veces, si la recuerdan, se dan cuenta que ya no tiene la misma importancia. No obstante, a la gente le cuesta dar el primer paso para la reconciliación.
La mayoría ignora que muchas enfermedades se relacionan con el rencor y el resentimiento, porque son heridas que no cierran que creamos en la mente y luego se hacen carne.
Existen también los rencores políticos, antiguas heridas de otras épocas, de aún antes de haber nacido. Resentimientos que se heredan, que no se quieren dejar atrás, y que se convierten en un lastre que mantienen enfrentados a los habitantes de una nación.
Perdonar es limpiar el alma y el cuerpo de impurezas; permite recuperar el sueño, eliminar las pesadillas, lograr la paz interior, elevar la autoestima, crecer y dar amor.

Cuando se vive enfrascado en el pasado es difícil perdonar y se hace más pesado vivir.
Mis acciones y mis pensamientos se convierten en lo que yo soy, el pensar constantemente en aspectos negativos, recordar hechos que ya no se pueden cambiar e intoxicar el alma por no tener el valor de aceptar lo que paso, no es una buena receta para vivir bien y tener una buena conexión con Bore Ha Olam. En Yom Kippur y siempre que se necesite es importante hacer una legitima TESHUVAH y poder admitir las acciones equivocadas, este es el primer paso para poder llegar a vivir con plenitud. Que te sea leve el ayuno esperando que encuentres valor dentro de ti para poder arrepentirte y dejar ir todo lo que ya no sirve.
Muchas veces el recuerdo desagradable que guardamos se convierte en un equipaje pesado y difícil de mover; lleno de reproches y sentimientos que amargan y contaminan las nuevas experiencias. Sin darse cuenta, para algunos, la vida se pasa más rápido de lo que suponían, sin dar tiempo para liberar el dolor o el malestar, limpiar los malos entendidos y superar los sentimientos negativos. Como resultado, se vive con resentimiento, rencor, tristeza y mucha soledad. Es casi como estar abriendo constantemente una herida y no dejarla cicatrizar jamás.
Mauricio y Samuel son hermanos que tienen ya una edad avanzada. Se podría decir que ambos han tenido una buena vida, rodeados de excelentes hijos, nietos y aun hermosos bisnietos llenos de vida que han incorporado los valores familiares y legados culturales. También han contado con muy buenas esposas y han logrado una gran estabilidad económica.
A pesar de esto, desafortunadamente, ambos se encuentran atrapados por el resentimiento.
Cuando eran chicos, eran inseparables y se protegían mutuamente. La buena relación continuó por muchos años. Luego de casarse, las familias se reunían casi todos los fines de semana. Lamentablemente, todo esto cambió al fallecer sus padres. Las peleas por la herencia ocasionaron grandes disgustos, enojos y frustraciones que el tiempo no pudo borrar. El resentimiento los envenenó y hasta el presente, les impide acompañarse y apoyarse el uno en el otro, incluso cuando están pasando por momentos muy difíciles en los que se necesitarían mutuamente.
Mauricio está sufriendo inmensamente ya que a su mujer, su compañera por más de 50 años, la diagnosticaron hace poco con un cáncer mortal. Se encuentra en un estado muy avanzado, donde no hay nada que se pueda hacer para curarla. Este hombre sufre viendo como su pobre mujer pierde lentamente la vida en las manos de esta cruel y maligna enfermedad.
Samuel por su parte, acaba de pasar por una operación muy delicada del estómago y su recuperación ha sido lenta, angustiante y lo ha llenado de temor. A este hombre lo acompañan su mujer, hijos y nietos. Sin embargo, Samuel sufre porque su único hermano nunca lo llamó ni se preocupó por él, incluso luego de que fue informado que Samuel preguntaba por él con mucha insistencia.
Mauricio y Samuel sufren en silencio y sienten la falta del otro. Si bien podrían acompañarse en su dolor y apoyarse durante este amargo periodo, ninguno de los dos puede dejar ir del resentimiento que los carcome por dentro y no les permite ver cuánto mejor se podrían sentir si compartieran sus penas. Es cierto que ambos cuentan con sus respectivas familias y seres queridos, pero el lugar del único hermano se halla vacío.
Recetas para la vida®
Desintoxicando el Corazón
El resentimiento solo envenena el alma
Ingredientes para poder vivir mejor:
  • 1 taza de responsabilidad
  • 2 cucharadas de valor
  • Raspadura de esfuerzo consciente y deliberado
  • 1 manojo de tolerancia
  • 1 pizca de ojo noble
  • 1 sobre de perdón
Condimentos:
Determinación, paciencia y repetición continua
Precaución: el resentimiento engaña a la persona que lo siente.
Es casi como tomar veneno y esperar que la otra persona se muera.
Modo de preparación:
Cuantos minutos del tiempo del Eterno vivimos los seres humanos?
  1. La vida se pasa demasiado rápido para desperdiciarla en cosas que no llevan a nada. El tiempo y el esfuerzo personal son valiosos, por lo que es primordial aprovecharlos al máximo y evitar colocarlos o quedar pegados a aquello que no lleva a ningún buen resultado.
  2. Elegir un sentimiento positivo facilita encender una llama constructiva en la cocina de la vida. Cuando se reemplazan los sentimientos negativos se recubre la oscuridad del corazón y el malestar del alma, ayudando al cocinero a seguir adelante, con gusto y sin reproches.
  3. No se puede cambiar lo que ya sucedió. Pero sí se puede determinar qué actitud se debe tomar. Ciertamente, es más difícil permanecer positivo cuando pasan situaciones difíciles o dolorosas; pero cuando se deja ir al enojo, la ira y al resentimiento, el más beneficiado es uno mismo.
  4. Aprender a perdonar y perdonarse es el secreto más valioso para esta receta. Recordar que nadie es perfecto y que es de humanos equivocarse. Aprender a tener compasión y comprensión libera el alma y ayuda a vivir con un mejor sabor.
"Un resentimiento, por más pequeño que sea, si no se resuelve se multiplica y crece rápidamente; pudre el alma llenándola de amargura y dolor."
Yom Kipur: De Tiempo en Tiempo
Sin lugar a dudas cuando nos animamos a hacer un balance anual, o inventario espiritual, caemos en cuenta que muchas situaciones difíciles hubiéramos podido evitar, si hubiésemos tenido la preparación previa y la voluntad para plasmarlas en el campo de la acción.
El tiempo es lo más valioso que tenemos. Tan preciado es, que él puede comprar casi todo en este mundo, pero nada lo compra a él. El tiempo corre y no vuelve.
Siendo el tiempo algo tan valioso ¿En qué negocio lo podríamos invertir, para que rinda y de sus mejores frutos?
Dicen el Mesilat Yesharim - de Rabí Moshé Jayím Luzzato, ZT"L: "Yimiyahu –el profeta - reclamaba sobre la maldad que regía sobre la gente de su generación, pues se encontraban afectados por el mal hábito de desconocer sus acciones, y evadir el prestar atención al autoanálisis: Si continuar en el mismo camino, o tal vez frenar y buscar uno nuevo. Y así les decía: "Nadie consigue arrepentirse, etc. Todos corren de un lado al otro como caballos desbocados en guerra".
Diciendo de alguna manera que caminaban ansiosos, como si estuvieran persiguiendo algo en la carrera del día a día, sin dejar tiempo para sí mismos, para analizar sus acciones y costumbres, y como consecuencia, constantemente caían en graves errores, sin siquiera darse cuenta."
Rabí Yoel Shwartz, Shelita, comenta al respecto en su libro "Petaj La DofkímBiTeshuvá"(Un Portón para quien Insiste en Retornar)"Ya que el valor de la reflexión ocupa un lugar tan primordial en nuestra vida, nuestros sabios ubicaron momentos determinados para ello: Al final de cada día, cuando nos disponemos a dormir, en la víspera de Shabat, al final del mes, en el mes de Elul, Rosh HaShaná, Yom Kipur. Aun más, pues está escrito en el Tratado de Shabat (153) "Retorna un día antes de morir y - como nadie sabe cuando es ese día - cada vez que observes alguna desviación o tropiezo, inmediatamente lo podrás rectificar."
Esa es la idea. Lo mejor que podemos hacer con el tiempo es tomar un poquito de él, frenar nuestra rutina, reflexionar y sincerarnos con nosotros mismos, para que así el resto de nuestro tiempo pueda ser aprovechado de manera íntegra, y produzca algo que trascienda los límites terrenales, convirtiéndolo en eternidad palpable, en acciones que no se pierdan en destellos fugaces de "felicidad" trivial.
Debemos mejorar nuestro futuro dándole un mejor uso a nuestro "cada instante". Pues solo unos cuantos minutos de reflexión, tienen la fuerza de transformar nuestros próximos tiempo anual de días, en una auténtica bendición ¡De nosotros depende!
Ketva ( va Jatimá) Tová
Una buena firma (y sello en el libro de la vida)